Pedro Mari, Yon Etxaide
Arturo Campion / Egan, 1/6-1982

 

SEIGARREN AGERRALDIA

 

KAPITANA, TENIENTEA, PEDRO MARI, SARJENTOA ETA BI GUDARI SOIL

 

(Agertokian sartu baino lehen Pedro Mari-ren mintzoa entzun bedi. Hau, bi soldaduren baioneta artean dakarte, sarjentu baten agindupean.)

 

PEDRO MARI: (Desesperaturik). ¿Man errobau y yo preso? Pero ¿por qué? Yo conozer soldados ladrones. Bosotros coger hazer.

SARJENTUA: ¿Con que los soldados somos ladrones? Toma esto (masaileko bat eman biezaio) para que aprendas. Y cállate de una vez que con tu lengua de trapo vizcaíno me sacas de quicio.

KAPITANA: Por fin ya están aquí (sar bedi Pedro Mari bi soldaduren baioneta artean eta sarjentuaren agindupean).

SARJENTUA: (Diosala militarki eginaz). Aquí le tiene a su prisionero, mi capitán.

KAPITANA: Gracias, sargento, has cumplido con tu deber. (Pedro Mari-rengana zuzenduz). ¿Cómo te llamas?

PEDRO MARI: Pedro Mari Belarra.

KAPITANA: ¿De dónde eres?

PEDRO MARI: De Errazu.

KAPITANA: Se contesta «de Errazu, mi capitán». ¿Y dónde está ese maldito pueblo?

PEDRO MARI: En el Balle de Baztán, zerca de Elizondo.

KAPITANA: Elizondo, ya conozco. Allí íbamos destinados, pero acabamos de recibir contraorden. Volvemos a Pamplona. Pero ya te he dicho que siempre tienes que decir «mi capitán», o por lo menos «señor».

PEDRO MARI: Sí, señor.

KAPITANA: Y cuádrate, so imbécil.

PEDRO MARI: ¿Qué es eso?

KAPITANA: ¿Pero todavía no has aprendido a decir «señor» o «mi capitán» y encima no sabes lo que es cuadrarse? (Sarjentuarengana zuzenduz). Enséñaselo, sargento (erakuts biezaio).

SARJENTUA: Así se cuadra, tonto del higo.

KAPITANA: Bien, así me gusta. Ahora que has aprendido a cuadrarte, en lo sucesivo serás soldado de Su Majestad el Rey.

PEDRO MARI: ¿Yo soldado? Yo ir América...

KAPITANA: Haz el favor de no chistar. El sargento Hernández se encargará de darte la instrucción.

SARJENTUA: A sus órdenes, mi capitán. Será para mí un placer.

PEDRO MARI: Es que tú no entender, yo ir América...

KAPITANA: No quiero saber nada de tu vida y haz el favor de no tutear a tu superior. Y aprende a decir «señor» o mejor «mi capitán», si no quieres que te arreste. Contesta : sí, señor ; sí, mi capitán.

PEDRO MARI: Si, señor; sí, mi capitán. (Bat-batean, desesperatuki). Pero yo nabarro ser, yo derechos tener. Yo obligazión tener serbir Nabarra contra frantsez, pero no serbir en ejértzito castellano. (Ahots ozenez, beldurra galduta) Nabarros Fueros tener, Derechos tener. Nabarra Cortes tener, Virrey tener. Yo a ellos serbir.

KAPITANA: (Sutua). ¡Cállate, hijo de perra, vizcaíno del demonio!

PEDRO MARI:: Yo nabarro ser, no bizkaino.

KAPITANA: ¡Me da lo mismo! ¡Sois tal para cual! Y por tu insolencia vas a ir al calabozo. Estoy hasta las narices de vuestros Fueros. Para mí no tenéis ningún derecho. Sois lo mismo que los demás españoles y tenéis que pasar por el mismo rasero. Además, si te dejáramos libre tendrías que servir con los tuyos, porque supongo que los navarritos no pensarán comer a la sopa boba, mientras los demás españoles nos descrismamos con los franceses. Con los tuyos o con nosotros es lo mismo. Por lo tanto, no pienses que te hacemos una injusticia. (Sarjentuarengana zuzenduz) Sargento, puedes llevártelo. Empieza a enseñarle la instrucción militar y en cuanto lleguemos a Pamplona...

SARJENTUA: (Moztuz). Perdón, mi capitán, ¿ha dicho usted Pamplona?

KAPITANA: Sí, volvemos a Pamplona. Son órdenes. Digo que en cuanto lleguemos a Pamplona le meteréis en el calabozo del cuartel a pan y agua durante ocho días. Y soy condescendiente, porque su insolencia merecía un mes de arresto.

SARJENTUA: (Tentetuz eta militarki agurtuz). A sus órdenes, mi capitán. ¿Desea usted alguna cosa más?

KAPITANA: Que cumplas a rajatabla lo que te he ordenado. Nada más.

SARJENTUA: Pierda usted cuidado, mi capitán (berriz agurtzen du militarki eta joaten da bi soldaduekin eta Pedro Marirekin).

TENIENTEA: Al fin te has salido con la tuya, Ernesto. Ya sabes que a mí no me gusta atropellar a nadie. Soy temperamentalmente pacífico y no me agradan las acciones ilegales. Sin duda somos muy diferentes: tu carácter violento a veces me asusta. Espero que no nos traiga una mala consecuencia el atropello que hemos cometido, porque indudablemente hemos violado los Fueros de Navarra y esto nos podría costar un arresto o algo peor.

KAPITANA: No temas, amigo Agapito, que nada sucederá y, en todo caso, como te he dicho antes, asumo toda la responsabilidad. Pero ten presente que esos perros siempre llevan los Fueros en la boca para no servir al Rey. ¡Cualquiera diría que son de otra casta! ¡Puesto que ha caído uno en nuestras uñas, te juro que he de domarlo! Eso sí, son hombres valientes, y a ninguno ceden en funciones de guerra.

TENIENTEA: Hablando de otro asunto: ¿es cierto que volvemos a Pamplona?

KAPITANA: Es lo que nos comunicó el comandante anoche. Partiremos mañana o pasado mañana.

TENIENTEA: ¿Pero no íbamos a Elizondo? ¿A qué se debe, entonces, la contraorden?

KAPITANA: Parece ser que el Virrey de Navarra se hace cargo de la defensa de su país con tropas autóctona. Es lo que han decidido las Cortes de Pamplona. Según ellos, Navarra es un reino soberano y por lo tanto dueño de su destino. Dime ahora si tengo razón o no para odiar los Fueros. Por lo tanto, nosotros sobramos en Navarra y nuestro destino inmediato será Huesca, aunque parece ser nuestra misión será defender la frontera franco-catalana.

 

OIHALA JAITSI BEDI

 

Pedro Mari, Yon Etxaide
Arturo Campion / Egan, 1/6-1982